En el siglo XV se conocía con el nombre de tarantismo al conjunto de síntomas causados, supuestamente por la picadura de una araña, que tan sólo aparecían en la temporada estival (quizá porque el veneno de la tarántula era más poderoso con altas temperaturas). Para curar a las personas que lo padecían, la música y el baile ocupaban un papel fundamental.
Música pegadiza y bailable, ritmos agitados que hacían que los afectados bailaran de forma descontrolada llegando incluso a causar fracturas de huesos, provocaban sudores que hacían que se expulsara el veneno del cuerpo. Los músicos tocaban incansablemente mientras que vecinos y amigos vigilaban los movimientos espasmódicos y frenéticos que llevarían al "infectado" a la curación. De ahí el nombre del genero popular "tarantela".
Curiosamente, éste no es el único brote de coreomanía. En distintos países europeos se describen conductas de este tipo entre los siglos XIV y XVII para referirse a un comportamiento histérico y convulsivo de masas relacionado con el baile y la música. Posteriormente se ha relacionado con personas afectadas por "El baile de San Vito" o lo que es lo mismo, "El síndrome de corea de Huntington o de Sydenham", pero esto no explica este fenómeno en su totalidad. Ernesto de Martino, que investigó este tema en profundidad considerando unos ejemplos no tan lejanos en el tiempo (1959), hace alusión a la sensación liberadora derivada de este tipo de baile.
Y es por esto que quiero proponer una reflexión aquí sobre la relación histórica entre este tipo de comportamientos y lo que sucede hoy en día con nuestras canciones del verano.
- ¿A qué lógica respondían aquellos bailes desenfrenados de nuestros antepasados?
- ¿Será acertada la hipótesis de la necesidad de liberación?
- ¿Se podría establecer una relación entre la antigua tarantela y la canción del verano?
Canciones con fecha de caducidad cercana, muchas veces no superior a ocho semanas, con ritmos bailables y estribillos pegadizos, con alusiones constantes al calor, la playa, el sol y la fiesta, generan imágenes de vacaciones y verano en nuestra mente. Al igual que la tarantela, la idea de la canción del verano surgió en Italia (aunque esto puede ser mera coincidencia) y rápidamente se extendió a España en los años 60-70. El interés de aquel momento era mucho más comercial que ahora, aunque cueste creerlo. Numerosas canciones competían por ostentar el título de "canción del verano", no pudiendo evitar mencionar aquí a Georgie Dam.
Pero, ¿Por qué cuando llega el calor el cuerpo nos pide este tipo de músicas?
- ¿Es algo cultural que ha penetrado en nosotros mediante mensajes que se repiten constantemente? ("Es que cuando llega el calor, los chicos se enamoran", "sufro una ola de calor, de calor de verano"...)
- ¿O por el contrario la causa es estacional y proviene de nuestro interior?
No sé cuál de las dos hipótesis será acertada, pero mientras lo pensamos, ya me están entrando ganas de bailar una posible candidata a la "canción del verano 2014":
